El colapso de la Guardia Civil

Llevamos tiempo en la Guardia Civil con pérdida de efectivos para prestar servicio, aún de algunos que prolongan su actividad has los 65 años, lo cierto es que el déficit de personal es alarmante, y lo será aún más porque en un lustro aproximadamente, la cuarta parte de guardias civiles se habrán jubilado, y si a eso unimos que el desempeño del servicio cada vez requiere de mayor dedicación y tiempo por la variedad y relevancia de los asuntos, se está trabajando con un grado de estrés bastante significativo.

Son las patrullas de servicio empleadas en la custodia de detenidos, en las interminables esperas ante los juzgados, hasta que sean recibidos por la Autoridad Judicial, un derroche de tiempo consecuencia de las citas por el juez para que le sea traído el detenido a una hora, cuando es recibido varias horas después y entre tanto los guardias civiles no pueden patrullar ni cumplir con su labor preventiva de la delincuencia en las calles, y no en un calabozo custodiando a un detenido, horas, hasta que la jueza o el juez los recibe y lo pone en libertad, como si el tiempo de los guardias civiles allí perdiéndolo, no tuviera ningún valor.

La culpa es de la mala organización, de la seguridad en los palacios de justicia, que no permite reducir el número de guardias civiles custodiando, al estar en sus respectivos calabozos, sacándolos de uno en uno para pasarlos ante la jueza o el juez.

El juez o jueza se asegura que en cuanto pueda recibir al detenido, se ventilará el asunto, porque no habrá demora, pero entre tanto los guardias civiles pierden su valioso tiempo en espera.

 

Los requerimientos del Ministro de Interior para desarrollar con más celo la protección de la víctima de VIOGEN

Una nueva vuelta de tuerca más del Ministro de Interior, para reducir el número de muertes de las mujeres víctimas de la acción de sus parejas, que de ser necesario, hace que los guardias civiles de patrulla instruyan diligencias de oficio ante la no denuncia de la víctima de violencia de género, o como consecuencia de la denuncia de ésta, al tiempo que detienen al agresor, y además tienen que llamar al jefe de Unidad inmediatamente, para que conozca del asunto, y en su caso ordene lo necesario a los subordinados o se implique directamente en la atención a la víctima, en un extenuante interrogatorio a ésta, para confeccionarla además con la valoración del riesgo.

Estamos en la Guardia Civil ante el colapso por el tiempo que se dedica a la Violencia de Género, en bruto, sin racionalizar, y por tanto no poder prestar la mejor de las atenciones al resto de funciones del Cuerpo.

La cada vez mayor es la burocracia, la solicitud de informes por cualquier cosa, pedir datos estadísticos que los propios programas informáticos proporcionan, hacen que se desborde toda posibilidad de cumplir correctamente y en los tiempos mínimos cualquier función necesaria.

Sistemas informáticos para todo, con una complejidad extrema de los asuntos, que requieren grabar y más grabar datos, con dificultad y desconocimiento de estos por la mayoría, que prolongan en mucho el tiempo de dedicación.

Las consecuencias de un desliz en el servicio tienen un primer y único culpable, el subordinado, que es el “avatar” del que está por encima, o dicho de otro modo el que será quemado en la hoguera si falla algo, aunque no sea el responsable, esto es, aunque no tenga culpa, pues así se sanea la deficitaria acción, y se mantiene libre de culpa al director o al mar organizador.

No sabemos dónde vamos a llegar, pero lo que no es de extrañar el número de bajas médicas, en no pocos destinos.

Redacción ASIGC