El futuro de la Guardia Civil es el futuro de España

La Guardia Civil al servicio de España y de los españoles desde hace casi dos siglos, ha visto década tras década como va perdiendo implantación territorial, no tanto por su permanencia en todas las Comunidades Autónomas, que se mantiene sin excepción, como por las funciones que ha ido perdiendo, hasta el punto que la Guardia Civil esencial, -la de los caminos y campos de los tiempos de Ahumada-, ha desaparecido en el País Vasco primero, Cataluña después, y ahora empieza ya en Navarra.

¿Es esa la voluntad de los ciudadanos de esas Comunidades Autónomas?, lo será seguramente si lo que sus representantes políticos consiguieron, implantar una Policía Autonómica, es lo que ellos querían, pero también lo puede ser porque la Guardia Civil, al igual que la Policía Nacional están, nutridas por ciudadanos distintos a los de esas Comunidades, ya nacidos, ya residentes.

Desde los tiempos de Franco, los Cuerpos de Orden Público, eran deficitarios de personal de estas partes de España, se podía pensar, porque tenían otras opciones de trabajo, por ser la España más industrializada y con una tasa de natalidad más baja, y por ello mejor pagada en sueldos y con mayores opciones de trabajo, lo que ya por sí era desalentador para ingresar en la Guardia Civil, que estaba siempre por debajo en la retribución, y con pésimas condiciones de trabajo y horarios, además sometida a una restricción absoluta de libertad, sus agentes.

Con la llegada de la democracia eso no cambió, y la posibilidad de ingresar en Cuerpos de Policías Locales, ya atraía a la gran mayoría de quienes quisieran ingresar en las Fuerzas de Seguridad.

Siguiendo con lo que ha podido pasar para que en esas Comunidades Autónomas se prefiera a agentes de policía autóctonos, o dicho de otro modo, que sus hijos sean preferidos para ocupar esas plazas en lugar de foráneos, además de la diferencia retributiva, y las peores condiciones de vida y laborales, también ha influido el desarraigo familiar de los agentes, la falta de conexión e integración social en esas sociedades.

Tampoco se buscó políticamente favorecer la descentralización de la Guardia Civil, ni ponerla al funcionamiento y dirección de los Gobiernos de las Comunidades Autónomas, y por tanto favorecer el ingreso de ciudadanos autóctonos en la Guardia Civil, junto con una subida salarial a la altura de las necesidades económicas, y unas condiciones de vida aceptables para los catalanes, vascos, y hasta navarros.

Y por si alguien en Navarra quisiera ser Guardia Civil, o lo hubiera querido, pero por la gran competencia de opositores de otras Comunidades Autónomas, y por el propio desconocimiento de esta Institución, no lo hubieran conseguido, tampoco siendo policías locales o forales, se les permite esa integración en la Guardia Civil, más al contrario, guardias civiles de tráfico que quieran seguir siendo policías de éste tipo, pero integrados en la Policía Foral, podrán hacerlo, y los hay seguro, que lo quieren.

Cuando se quiere que la Guardia Civil sea el Cuerpo de Policía peor pagado, y con las peores condiciones de vida y de trabajo, además de estar sometido a disciplina militar, donde se les encorseta en su trabajo, y siempre hay alguien por encima para coartarles, pues en eso se fundamenta la disciplina, dicen, la batalla está perdida de antemano.

Y es que parece que hay dos Españas, la que quiere progresar, y a la que se le dice, que aún de su autogobierno, estará instalada siempre en la España tradicional, y eso, -gracias a Dios-, que todos los españoles, en unas u otras Comunidades, más grandes o pequeñas, más o menos pobladas, o con más o menos renta per cápita e industrias, somos gestionados desde entidades menores, más cercanas a la población autóctona, y a los intereses de nuestra tierra o patria chica.

Que lo anterior, no es contrario a la existencia de España, que si todos queremos lo más cercano, no por ello debemos de dejar querer, a lo más grande, que es nuestro país, del que todos nos debemos sentir orgullosos, o del que todos debemos querer mejorarlo, empezando por mejorar lo más cercano, que con ello contribuimos a lo primero.

Duele, a los que no es que queramos que aquellas personas que quieren la segregación de España, no lo consigan, sino que al dividirnos, y por tanto romper esa forma de vertebración de nuestro país, nos quedemos el resto, en un nación mediana en Europa, pequeña en el mundo, y los segregados, por mucho que se vean grandes cuando ven el mapa de su Comunidad en la televisión autonómica, sean una país pequeñito, que por el hecho de serlo, también serán más pequeños en lo social y económico, de lo que lo son en la actualidad.

Si cobran sus impuestos País Vasco y Navarra, y el dinero de su presupuesto lo recaudan ellos, siendo después, que una pequeña parte la dan a España por los servicios que presta el Estado, y para luego reinvertirlo en la Caja Única de la Seguridad Social, servicios sociales y de seguridad que presta todavía la Administración General del Estado y los Ejércitos.

No se trata pues de renunciar solo, a querer como algo nuestro, el patrimonio cultural y social de estas Comunidades Autónomas, del que sentirnos también orgullosos, como lo estamos de nuestras ciudades y regiones, como integrantes todos de una entidad mayor, -que podríamos asumirlo-, sino que lo que no queremos, es hacer más pequeño ese país que es España, para que desde fuera, nos vean y sientan como lo que somos “un gran país”.

Que Cataluña sea el 20% de la población y economía de España, cuando en siglos pasados, no era así, y lo eran otras Comunidades como Galicia, Valencia o Andalucía, más pobladas y económicamente más fuertes, no ha sido precisamente porque fuera mal tratada, sino al contrario, fue beneficiada, en detrimento de otros, sea por lo que fuera, que no por ello ahora, vamos a permitir el resto, que siga siendo así, como que tampoco seremos freno a que puedan seguir creciendo según su capacidad, o posibilidades, utilizando sus propios recursos en mejoras y avances, pero sin perder de vista que aunque cada Comunidad tiene un límite territorial, eso sí, no acaba en sus fronteras, sino que se extienden fuera de su territorio, en comunicaciones, en servicios, en tránsitos comerciales, etc…, y que para eso tiene que existir también un ente mayor, el Estado primero y la Unión Europea después, para poder ser lo que somos.

Y mientras tanto, conforme se transfieren competencias, y no se transfieren funcionarios con el mismo nombre, la Guardia Civil irá mermando, porque aunque lleva casi dos siglos adaptándose para sobrevivir con el beneplácito e incluso el agradecimiento de una gran mayoría de españoles, que la consideran muy útil y necesaria, otros prefieren gestionar directamente más competencias, con funcionarios de su propia tierra.

Basta con ver, que si se ha frenado la transferencia de tráfico a Galicia, lo que hubiera supuesto la desaparición de la Guardia Civil de Tráfico en esa Comunidad, no ha sido por falta de ganas del Gobierno del PP en su momento, sino porque la Guardia Civil de Galicia está compuesta casi al 100% por gallegos.

Cuando quieran abrir los ojos, que los abran, y cuando quieran vertebrar España de forma más homogénea, sin destruirla o vilipendiarla, pues que piensen cómo hacerlo, incluso transfiriendo a la Guardia Civil a las Comunidades Autónomas, aunque se formen en las mismas Academias y tengan unidad de mando y organización, y por tanto sigan sirviendo a España, pero más modernizados, en mejores condiciones y con mejores medios, reservando las plazas por Comunidades Autónomas, según la demanda de efectivos.  Igual que se va hacer favoreciendo la entrada de mujeres, que se favorezca la entrada de opositores en la Guardia Civil, en cada Comunidad Autónoma, y se haga entendible el trabajo desempeñado a esos aspirantes, pues en determinados lugares de España, ni la conocen, aunque la vean todos los días patrullando, ni la terminan de asimilar como la policía de su pueblo o Comunidad.

La siguen viendo lejana, como si no supieran dónde van a terminar si ingresan en ella, ni lo que les espera dentro.

 

Redacción ASIGC