La guardia civil, un cuerpo anquilosado para el que no hay dinero

Cuando ha llegado un nuevo Director General a la Guardia Civil, siempre ha trasmitido a los representantes de las organizaciones profesionales y guardias civiles en su conjunto, el mismo optimismo y deseo de buena voluntad, creyéndose capaces, ellos, de hacer grandes mejoras y avances en derechos profesionales de los agentes.

La última en desempeñar el cargo, una mujer, llegó con la misma buena predisposición que los anteriores, fueran del partido que fueran, socialistas o populares, y el caso es que absolutamente ninguno, ha abordado el grave problema de las infraestructuras de la Guardia Civil.

Las Comandancias o las Casas Cuartel en los municipios con implantación, siguen en su gran mayoría en un pésimo estado, y no hablo ya de los pabellones o viviendas de aquellos guardias civiles que las puedan disfrutar, aunque sea en mal estado y se tengan que gastar el dinero para habitarlas, sino de las dependencias oficiales donde se presta el servicio y se atiende al ciudadano.

Una autentica vergüenza, que si por estar acostumbrados en los pueblos, a esa cochambre, -se acepta casi todo, por tal de recibir un servicio-, cómo quedarán aquellos extranjeros que viniendo de turismo o de visita, y después de que le roben en las autovías, tras pincharles los delincuentes las ruedas en las áreas de descanso, van desesperados, -porque casi nadie habla inglés-, buscando un cuartel abierto.  Y, si es que alguno está abierto, fuera del horario de oficina de lunes a viernes, se encuentran tan maravilloso espectáculo de ruina de cuartel, en un país desarrollado, que pareciera del tercer mundo.

Mientras, los Oficiales tienen coches exclusivos para sus desplazamientos y vigilancias, según dicen, los tienen  adjudicados, porque tienen limitado el kilometraje, -un engaño más para no tener que adjudicar los vehículos a los servicios de seguridad ciudadana-, entre tanto los guardias civiles casi sin vehículos, y la mayoría de estos, viejos, que pasan la sangría del taller una y otra vez, para mantenerlos en la carretera, y siendo esto así, los guardias civiles se las ven y se las desean para salir a patrullar.

Vehículos que son la primera imagen de la Guardia Civil, -cuando ven pasar el coche patrulla, el ciudadano dice, mira la Guardia Civil-, están tan viejos y descoloridos, que no pueden compararse con los del ciudadano medio, y mucho menos con los de los otros Cuerpos de Policía.

Sólo la Guardia Civil compra los vehículos para el servicio, mientras el resto de Cuerpos de Policía los tienen en “renting”.

Y así después de tres años y medio de nueva Directora General, que tenía desde luego, un tinte progresista, de ayudar al más débil y desvalido, sigue sin dotarnos de vehículos modernos, a salvo eso sí, la especialidad de Tráfico, cuyo pagador, afortunadamente para ellos, es la Dirección General de Tráfico.

Nada ha cambiado, injusticias, atribución de culpabilidad a quien no la tiene, desorganización, falta de personal y de racionalización de servicios, ninguna formación sobre sistemas o programas informáticos, ni sobre organización, que se aprende por necesidad partiendo de la nada, y por si fuera poco, ni ordenadores para trabajar, que hay que esperar a que acabe uno para hacer el otro, en no pocas ocasiones, con lo que el rendimiento o eficiencia está por debajo de lo que sería lo normal.

Ordenadores del año del “catapún”, y gracias que aún funcionan, aunque lentos, en algunos casos.

No hablamos de sueldos, sino de medios, y de falta de solidaridad, cuando ningún Gobierno hace por racionalizar éstos, y les ordena a los mandos, que hagan uso de los coches de servicio de patrulla, para sus desplazamientos, y que no tengan en uso un vehículo infrautilizado, solo para ellos, mientras los guardias civiles siguen con vehículos que superan los 10 años y hasta los 15 años, con más mili que “Cascorro”.

Nadie acabará con los privilegios y prerrogativas, ni hará que el principio de culpabilidad integrado en el de legalidad, prime sobre la hipocresía.

De siempre se ha dicho en el ámbito de los juristas, que los Tribunales tienden a hacer por sus sentencias, las leyes más restrictivas de los derechos de los ciudadanos, por su interpretación, por lo que el Poder Legislativo tiene que legislar precisamente, para que no haya lugar a interpretaciones que nos retrotraigan al pasado.

Pero mientras al Gobierno le interese que su Administración siga siendo todo poderosa, sobre el débil ciudadano, se nos seguirá quedando la boca abierta, tras ver como se pasa el rodillo, y los Tribunales complacen con sus sentencias a los Abogados del Estado, o incluso a la Fiscalía, en bien del interés general nos dirán, como si el interés general no fuera el de cada uno de los ciudadanos, individualmente considerados.

Redacción ASIGC