¿Qué sostiene al régimen venezolano?, y ¿qué alternativas pueden surgir para dinamizar la economía del país?
Partiendo de la incapacidad de las empresas nacionalizadas o al servicio de los que ostentan el poder y sus grupos, para producir petróleo, por la falta de tecnología e inversión, y por no estar en manos de corporaciones que priman la productividad en la producción, es por lo que, tras el agotamiento de recursos económicos por la expropiación sin compensación económica, por decirlo de alguna manera, de las empresas y propiedad privada, el régimen bolivariano está tocando a su final.
Para mantener sus estructuras, y para a ser posible seguir ganando dinero o lucrándose, aquellos que se han beneficiado, no de la dictadura del proletariado, sino del cambio de manos del capital, para pasar a las suyas, y siendo que no queda ya de dónde sacar, el propio régimen ha dado el visto bueno a un líder opositor, -tras vetar a dos anteriores, como si fueran los dueños y señores del país-, que consideran menos malo para sus intereses, y siendo que de ser irremediable un cambio, mejor que sea esta persona, más moderada, la que transite el cambio, sin que ellos vean menoscabado su poder, ni sus intereses económicos, pudiendo seguir ganando, con el nuevo gobierno, que por dar más garantías a los países y empresas extranjeras, volverán éstas a dinamizar la economía.
No es que quieran regalar el Gobierno, pero si lo han de perder, porque ya no puedan asegurar “el pucherazo”, o porque los pilares que sostienen al régimen empiezan a demostrar grietas y fracturas, pues la teta se seca, y no saben cómo recuperarla, pues mejor dejar el Gobierno en manos de una persona que no ataque a los chavistas, cuando gobierne.
Y mientras tanto las condiciones de los venezolanos, que aun no han escapado del régimen, y están en el país mal viviendo, por no tener medios para irse a otro país, no tienen ni agua, pues ante la falta o deterioro de las estructuras, ha de darse prioridad a las petroleras, que no siendo extranjeras sino venezolanas, con lo que queda de chatarra de las primeras, aún proporcionan beneficios a los expropiadores, por no llamarlos usurpadores de la propiedad o nuevos propietarios.
Es evidente que al deterioro de lo que queda de las empresas extranjeras, contribuyen las sanciones, principalmente, de quien se cree el amo del mundo, pero sobre todo el amo de Hispanoamérica, a cambio, es verdad de que se faciliten elecciones democráticas que, devolviendo la soberanía real al pueblo, puedan darle la patada a los pandilleros que gobiernan, y, ¿para poner a quién y para quién?
¿Cómo levantar al país?
Por mucho que se quiera tener a los venezolanos mal informados, por mucho que se tergiversen los hechos, y por mucho que se atribuya, como en cualquier otro régimen dictatorial, los accidentes por falta de mantenimiento de las petroleras, a sabotajes terroristas, hay algo que no falla nunca, para la caída de cualquier régimen, incluidos los comunistas, y es que si el pueblo no tiene un medio de vida, sino tiene recursos económicos, sino tiene ni agua para vivir, no ya comida, además, ese régimen está condenado a caer, está condenado a la rebelión, pero no queriendo llegar a ello, si se facilitan elecciones, si son libres, secretas, y no están manipuladas, ya pueden despedirse del poder.
Y, los militares por mucho que se les tenga como a la guardia pretoriana, bien alimentados, y mejor pertrechos, cederán ante la democracia, con tal que les aseguren la renta, y poder disponer de ese dinero para su satisfacción o en su caso inversión, si han amasado dinero los dirigentes.
Pues no pocos han amasado fortunas, mientras el resto se empobrecía, o abandonaban el país tras el saqueo de sus empresas y propiedades.
Invertir en infraestructuras.
En la península de Paraguaná ubicada en el norte del estado de Falcón, en Venezuela, zona árida, sus habitantes reciben agua una vez por mes.
Teniendo a la vista la refinería, se dan perfecta cuenta a dónde va el agua de la que ellos no disponen.
Es una cuestión de infraestructuras, de no invertirse en ello, ya sea porque el gobierno no tiene recursos, ya sea por su propia incapacidad.
Más el endeudamiento por ese gigantesco sector público, por otra parte mal pagado, y a su vez sin medios, con lo que su nivel de productividad no puede ser nunca alto, ni puede ser lo suficientemente eficaz.
Y como suele pasar en estos regímenes dirigidos y totalitarios, los cargos políticos, y los clientelismos, son otras de las cargas para el país, sin que tengan una verdadera contribución a la economía y al bienestar del país.
El aparato político que más que improductivo, se convierte en un aparato parasitario.
Los paraguaneros reciben sólo un día al mes el agua. Día que es el día de la fiesta del agua.
¿Se puede malvivir peor?, que ni agua tienen para vivir, ni para trabajar sus negocios.
Si un gobierno de un país por naturaleza rico, no es capaz de garantizar los bienes más esenciales a la totalidad de sus ciudadanos, no es un gobierno que merezca gobernar.
Para poner remedio el dinero de la refinería, el dinero que se obtengan, debería invertirse primero en la creación de esas infraestructuras.
60 años de exportación de petróleo desde esta península, no han sido suficientes para generar en la población un suministro de bienes tan esenciales como el agua, y tras este tiempo el resultado es el inverso, más empobrecimiento, y agotamiento de recursos, con el desvío del agua de la ciudadanía a la petrolera.
Y lo que esos 60 años de explotación petrolífera han traído a la población han sido, más enfermedades en los niños y adultos, y hasta tener que soportar parasitosis del tipo de la amebiasis, que se propaga a través del agua en mal estado.
La malnutrición es otra rémora que marcará el futuro de la salud de los venezolanos.
La fuga de trabajadores cualificados a otros países donde poder trabajar, es otro de los problemas para el sostenimiento de las estructuras e infraestructuras del país.
El porvenir de Venezuela tras el chavismo. “El postchavismo”.
El Gobierno que surja tras las elecciones democráticas, debe garantizar la seguridad jurídica y las condiciones propicias económicas para el crecimiento de empresas y negocios. Y también para la atracción de inversiones económicas.
Venezuela tiene que poner en máxima producción las explotaciones petrolíferas, con inversión de multinacionales honestas que hagan un reparto de beneficios justos y razonables, para que el país obtenga recursos económicos suficientes que invertir en la creación de infraestructuras necesarias para el desarrollo, y para facilitar a los ciudadanos todos los servicios sociales y suministros.
Las infraestructuras de un país son el esqueleto que sostiene todo el peso económico, todo el cuerpo, todo el músculo de ese país.
Invertir también en energías limpias, en sostenibilidad, en depuradoras para maximizar el recurso agua, y para evitar la contaminación.
Todo lo que han hecho países desarrollados, desde muchas décadas atrás, es lo que debe hacer Venezuela.
Ello hará que surjan puestos de trabajo con salarios que permitan el resurgimiento de las clases medias, el desarrollo de la agricultura industrializada, la instalación de fábricas, el sector industrial y tecnológico que se desarrollará con inversión extranjera, o incluso nacional, si ven posibilidades de compra por ese resurgir económico de los venezolanos.
Una administración no sobredimensionada y productiva. La persecución de la corrupción, y la asignación de los mejores profesionales en los cargos de responsabilidad, en síntesis, son cosas que darán pronto resultado en el crecimiento económico.
Tener una moneda fuerte o vinculada a otra moneda fuerte, que no sea sólo el dólar, evitar la inflación y, por tanto no depreciar el dinero, ni fabricarlo devaluándolo.
Lo propio y fundamental, que debe hacer un Gobierno, reinvertir en sus ciudadanos, haciéndolo en infraestructuras y servicios eficientes. No convertir a la Administración en un empleador artificial, con bajos niveles de productividad, y sin medios.
Y sobre todo que nadie se “embuche”, el dinero público, y la recaudación por los impuestos, justos y equilibrados, redunde en exclusividad en el beneficio ciudadano, en el beneficio del país, debe primar el interés general, sobre el interés de los expropiadores o atracadores sociales.