Esto lo decía Confucio, y parece que sabía bien lo que se decía.
Lo estamos viendo en la actualidad, cuando alguien tiene la sensación de haber sido traicionado, los celos le envuelven, y siente que no tiene el mando, que se lo están quitando, que es incapaz de conseguir la subordinación de aquellos que supuestamente la deben, pasa que se inicia una guerra, y si una de las partes no actúa con sensatez y astucia, esperando como decía otro reconocido político, “sentado para ver pasar el cadáver del enemigo”, pues además de cavar la tumba de aquel que te impulsa a la venganza, ve cavando la tuya también.
En la Benemérita Institución, entre miembros del mismo Cuerpo, no ocurre esto todavía, pues aquel que se siente y lo está, legitimado por el rango superior, suele conseguir esa venganza, y sin un rasguño se quita de en medio al subordinado que le moleste.
Da igual si el subordinado a lo más consigue que un Tribunal ponga fin a una injusticia, porque como dicen sus promotores, no hacen más que dar cuenta de hechos, y son las autoridades debidamente asesoradas, las que adoptan las resoluciones.
Y cuando la verdad solo emana del superior, o se le da esa presunción de certeza, diga lo que diga el subordinado, solo cabe que aguantar o soportar, porque lo hacen por el bien, dicen, por el bien del principio de autoridad.
Seguimos sin madurar, o como decían algunos, teniendo miedo a la libertad, o dicho de otro modo a la justicia por igual, más en la Guardia Civil que en ningún otro sitio, porque cuando se hace uso de una disciplina que se aplica en el campo de batalla, para aplicar a un Cuerpo de Policía en un estado democrático de derecho, a día de la fecha, pasa lo que pasa, que algunos son dejados a la merced de los tiburones, o al rodillo de la Administración.
Es la Administración, en cuanto a organización que nos dota de servicios y nos garantiza la libertad y seguridad personal, pero la que al tiempo, supuestamente para facilitar lo anterior, nos somete a la vigilancia, al control, al fisco, y a la sanción, precisamente para demostrar, no quien manda, sino quien nos somete a sus dictados.
Ya lo decía Franco “no se os puede dejar solos”, y todavía hay quien así lo piensa, y por eso no trabajan por devolver a los ciudadanos su libertad, en su integridad y plenitud suficiente, para que la injusticia, la desigualdad, y el deseo de venganza, o los simples celos que generan otras personas en aquellas que se encuentran en estamentos superiores, y se lo creen en todos los sentidos o acepciones de la palabra, no se sientan intocables, impunes a sus acciones u omisiones, en lo relativo a la relación mando subordinado.
Como seres humanos seguimos en un estado primitivo de convivencia y de justicia, basta con ver el espectáculo criminal que se está dando en Ucrania, hasta el punto que en Europa se ha vuelto a la creencia, sino a la constatación, de que si quieres la paz, prepárate para una guerra. Cuando en las propias barbas de la Europa central desarrollada, la historia se repite.
Y tal vez se haga cierto, el dicho del principio, y políticamente el falso presidente de Rusia, sino su dictador moderno, esté cavando su propia tumba, por haber iniciado el camino de la venganza.
Redacción ASIGC