La Asociación Independiente de la Guardia Civil (ASIGC) vuelve a editar la revista que tiene por nombre el de Élite de la Guardia Civil, marca debidamente registrada en el registro de Patentes y Marcas, que servirá como plataforma divulgativa de la labor de los profesionales de la Guardia Civil.
En los tiempos que corren donde cada vez más, se hace mayor crítica a todas las Instituciones por la desconfianza en las mismas, por hechos o acontecimientos que las desprestigian, todavía la Guardia Civil mantiene su prestigio, en buena medida por su despliegue territorial y, su importancia para la seguridad y bienestar de los ciudadanos que reciben su servicio.
Funciones de salvamento en montaña, en el mar territorial, en las carreteras, en los pueblos, de protección también de los bienes y propiedades de las personas, la convierten en una Institución benefactora y de seguridad.
La Guardia además y primordialmente no es solo una policía administrativa que hace observación de infracciones en al ámbito administrativo de protección de la seguridad ciudadana, seguridad vial, Reglamentos de Caza y Pesca, Armas y Explosivos, Salud y Medio Ambiente, sino que también es una policía preventiva e investigadora en el ámbito penal de la comisión de los delitos.
La Guardia Civil ha sido desde siempre, adaptándose a los tiempos, con su carácter e impronta que la han distinguido, el Cuerpo de Policía más querido, no sólo por esa función de salvamento, cuando se le ha necesitado, sino como dice uno de los artículos de su Reglamento para el servicio, desde los tiempos de su fundación, porque la Guardia Civil será un pronóstico feliz para el afligido, infundiendo la confianza de que a su presentación el que se crea cercado de asesinos, se vea libre de ellos, el que tenga su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado, el que vea a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado, y por último debe velar siempre por la propiedad y seguridad de todos.
De lo anterior extraemos la conclusión que, la Guardia Civil no debe ni causar temor, ni generar desconfianza por su intervención. La Institución no está para hacer daño a nadie, sino para impedir que se haga éste a las personas, a sus propiedades, a la salud y al medio ambiente, ya sea eso a causa de la intervención delictiva o infractora de unas personas sobre otras, o por estar éstas expuestas a los riesgos de la sociedad, catástrofes y calamidades públicas.
Sirva pues esta revista, para poner a la luz de aquellos que la reciben, las actuaciones de los guardias civiles en lo peculiar de su trabajo, que desempeñándolo combaten el crimen y los males que acechan a la sociedad, y sirva también para divulgar la labor general e institucional que en el seno de la misma se desarrolla.
Divulgamos una revista, eso sí, que pretende ser amena, y servir más que de entretenimiento, a informar en la forma de proceder la Guardia Civil contra esa diversidad de amenazas y delitos, que por frecuentes, no dejan de sorprender por su cada vez más complejidad, y porque a pesar de las penas y consecuencias para los que delinquen, los hechos se reiteran, ante lo que parece un mal social crónico, pero no por ello se ceja en el empeño de mantener, cuando menos a raya, a esas formas de delincuencia organizada, y para garantizar que pocos sean, los que huyan de la acción de justicia, si enfrente tienen a la Guardia Civil para perseguirles.
Élite de la Guardia Civil debe servir también como instrumento comunicador que acerque más al ciudadano a la Institución, y para que se entienda la dificultad de la labor de los guardias civiles como garantía de la seguridad nacional, el orden público y para mantener la paz social que facilita el desarrollo económico del país, la seguridad jurídica, más también para generar confianza en el funcionamiento de la Administración General del Estado, y de los servicios que presta a la sociedad.
Élite de la Guardia Civil será también una revista de profesionales de la Guardia Civil, de todos aquellos guardias civiles que arriesgan su propia vida para que los demás puedan estar más tranquilos en sus casas, o cuando caminan o circulan por las calles y vías públicas de comunicación, porque saben que con una simple llamada telefónica, o a través de otras personas, aparecerán los agentes de la Guardia Civil, allí donde desarrollan su función, para darles esa seguridad personal, y también para velar por su integridad física.
Mucho ha cambiado la Guardia Civil, desde su creación, pero con los medios de la sociedad actual, su presencia se hace más rápida y asidua, en aquellos lugares donde ejercer su trabajo, y ello aún de las mermas de personal, o la falta de esos medios, en algunos casos, o de mejora de los mismos.
De siempre la Guardia Civil ha contado con un éxito razonable, gracias a esa colaboración ciudadana, y por ser querida en la casi totalidad del Estado. Ha sido por tanto el instrumento más eficaz en la lucha contra las grandes amenazas, como el terrorismo.
En definitiva, la Guardia Civil está para ayudar al que se vea necesitado de ayuda, y para combatir a aquellos, con el ordenamiento jurídico, que soliviantan la tranquilidad de la generalidad de personas que pacíficamente se procuran su supervivencia o una mejor existencia.
Es la Guardia Civil por tanto una Institución, con unos valores y principios que perduran en el tiempo, adaptándose al progreso social. Valores y principios que están por encima incluso, de la personalidad y concretas actuaciones de cada uno de sus integrantes.